PROGRAMA DE MENTORAZGO PARA RESIDENTES
HOSPITAL DE CLINICAS UBA
La residencia en las distintas especialidades suele ser difícil de atravesar y superar, y se ha reconocido mundialmente que la guía y la presencia de mentores es una de las claves del éxito en superar airosa y exitosamente esta etapa inicial de la formación médica.
Acorde al Diccionario de la Real Academia Española el término mentor, basado erróneamente en el personaje de Mentor en “La Odisea” de Homero, significa consejero o guía. Su uso fue difundido por la escuela de Psicología Social de la Universidad de Yale, encabezada por Daniel Levinson y su uso en Medicina se intensificó a partir del discurso presidencial de Jeremiah A Barondness en la American Clinical and Climatological Association (fundada en 1884 y dedicada inicialmente a la tuberculosis y al estudio del impacto del clima en su tratamiento) en 1995.
El mentorazgo puede definirse como “El proceso en el cual un individuo experto, altamente considerado, empático (el mentor) guía a otro individuo (el discípulo) en el desarrollo y reexamen de sus propias ideas, aprendizaje, desarrollo profesional y personal……El mentor, que habitualmente trabaja en la misma organización o campo que el discípulo, logra este objetivo escuchando, aconsejando e instilando confianza en su contraparte” (SCOPME, UK, 1998).
Si bien no lo es estrictamente, un/a mentor/a actúa como asesor de carrera, coach, maestro y consejero de vida. Ayuda a transitar momentos difíciles en la residencia, como puede ser la muerte de un paciente a cargo o dificultades en el aprendizaje de destrezas.
Con el objetivo de facilitar la transición de los médicos durante el proceso de entrenamiento a través de un Programa de Residencia Universitaria, el HSM a través de su Dirección Asociada de Docencia e Investigación, ha decidido iniciar un Programa de Mentorazgo. Este programa busca impactar no sólo en los médicos residentes sino también en los médicos de planta, ya que guiarán la travesía de los profesionales más jóvenes en sus primeros años de actividad profesional.
El mentorazgo en Medicina es al arte de guiar a un futuro especialista hacia objetivos académicos y profesionales específicos que determinarán casi con seguridad el éxito en su carrera. Este proceso requiere una sólida relación mentor-residente y un/a mentor/a con ciertas características como: el conocimiento en la disciplina clínica, la experiencia en el proceso de toma de decisiones, la productividad en investigación, la comprensión de la pedagogía y la aplicación de la tecnología educativa. El/ la mentor/a en Medicina, y en particular durante la etapa de la Residencia Médica, es el/la que guía adecuadamente las diversas experiencias clínico-quirúrgicas del residente para lograr un aprendizaje significativo. La experiencia y la motivación son las principales características de un buen mentor, pero actualmente la disponibilidad de tiempo y el dominio de la tecnología educativa se consideran fundamentales para construir una buena relación con el/la discípulo/a.
En virtud de las características particulares de nuestro hospital, parte integrante de la Facultad de Medicina de la UBA, todos sus profesionales se encuentran en condiciones de ser mentores/ as y de esa manera colaborar en la tarea docente y formativa del recurso humano, elemento fundamental en nuestra misión.
Por lo mencionado anteriormente, la Dirección Ejecutiva favorece la implementación de un Programa de Mentorazgo para médicos residentes, bajo la supervisión de la Dirección Asociada de Docencia e Investigación.
ANEXO:
El/la mentor/a debe poseer una personalidad que favorezca los siguientes rasgos con el objetivo de influir de manera positiva en su discípulo/a
- Motivación
- Inspiración
- Apoyo
- Presencia
- Honestidad
Un/a mentor/a debe ayudar a convertir a los médicos residentes en las mejores versiones de sí mismos. El/la mentor/a tiene un rol clave en la guía de la carrera profesional, la productividad científica, los logros profesionales y el desarrollo personal.
Existen distintos tipos de mentores/as:
- Progenitor/a: se caracteriza por ser confiable, abierto, honesto y dedicado al mejor interés del discípulo. Suele tener conexiones, poder y recursos. Es ejemplo de una clásica relación diádica.
- Padrino/madrina: suele dar direcciones claras y consejos de peso. Es poderoso y suele estar muy interrelacionado. Si bien tiene las necesidades del discípulo en cuenta, sus propio interés o necesidades suelen ser su prioridad. Si bien útil en el inicio de una carrera académica, suele ser difícil para el discípulo lograr su independencia
- Gran hermano/ a: de edad ligeramente mayor, suele conocerse como “mentor por un par”. Y si bien puede acreditar mayor experiencia en temas puntuales puede padecer las mismas dificultades que el discípulo
- Patrón/a: es un apoyo distante en quien se puede solicitar consejo, sin ninguna expectativa de devolución.
En general puede afirmarse que el/la mentor/a aporta a su discípulo/a tres ingredientes: conocimiento, experiencia y guía. Por tal motivo los rasgos salientes del/ de la mentor/a ideal incluyen los siguientes:
- Posición profesional
- Historia personal
- Generosidad
- Integridad
- Disponibilidad
- Conciencia social
El rol del mentor/a es distinto al de un preceptor, coach, tutor, modelo a seguir o supervisor. El preceptor se enfoca en el proceso de enseñanza y aprendizaje, de manera similar al tutor, en ambos casos estos individuos instruyen; el coach entrena a un individuo para realizar una tarea específica en un tiempo determinado. El supervisor es una autoridad a la cual uno reporta mientras que el “modelo a seguir” inspira, pero no necesariamente a través del contacto directo. El mentor tiene una relación duradera, personal y diádica. El/la mentor/a es un guía pero no es un supervisor, ofrece consejo pero no emite órdenes.
Las 5 características de un/a mentor/a, según Bussey Jones, son:
- Enseñanza
- Patrocinio
- Guía
- Socialización dentro de la profesión
- Consejo y apoyo moral
Se dice que un/a mentor/a ideal “inspira, apoyo, invierte”. Al inspirar, el/la mentor/a reconoce el potencial de su discípulo/a y lo estimula para lograr un desarrollo pleno. Al apoyar, el/la mentor/a genera un sentido de pertenencia y lo orienta de manera positiva en el escenario de la actividad profesional mientras que al invertir, estimula el desarrollo autónomo, provee información, aporta experiencia y perspectivas, amén de tiempo y energía. Es una relación diádica más que un set de actividades “per se”. La efectividad de un Programa de Mentorazgo se acredita cuando los discípulos se convierten, a su vez, en mentores estableciendo de esa manera una tradición y un legado.
¿Qué habilidades debe tener un/a mentor/a?
Un/a mentor/a ayuda a su discípulo/a a navegar no sólo los inicios sino las etapas medias del ascenso profesional, académico y personal. En nuestro Programa, consideramos de fundamental importancia la presencia y el acompañamiento de un/a mentor/a en las etapas iniciales de entrenamiento. En tal sentido,
- Guía y monitorea el progreso de su discípulo/a
- Brinda apoyo emocional y soporte anímico
- Es un defensor del/a discípulo/a
- Lo/a ayuda en el progreso hacia la autonomía
- Lo/a introduce a la cultura institucional
- Mejora la comunicación y las habilidades de escritura
El estilo del/de la mentor/a se vincula, en primer lugar, con el altruismo del mentor/a: el objetivo primario es facilitar el progreso del/ de la discípulo/a en el logro de sus intereses y atendiendo a sus necesidades.
El/la mentor/a debe desarrollar la inteligencia emocional propia y la de su discípulo/a y lograr un conocimiento profundo de la dinámica interpersonal, la relación debe ser considerada una alianza compartida. Juntos desarrollan uno o varios plan/es enfocados en distintas temáticas o en la solución de diversos problemas, debiendo apuntar todos ellos al desarrollo personal y profesional. El/la discípulo/a maneja la responsabilidad de la relación y la dirige, haciendo conocer a su mentor/a respecto de sus necesidades y estableciendo una comunicación efectiva. El/la discípulo/a tiene sobre sí el manejo y operatividad de esta relación ya que la dirige a través de la planificación, los interrogantes planteados, el éxito en las tareas asignadas y solicitando retroalimentación.
El flujo o intercambio de información puede ser escrito, verbal, personal, virtual, etc. y de manera formal vs informal, en profundidad vs abreviado, agenda escrita prearmada vs presencial y abierta.
El manejo de los desacuerdos es una tarea adicional crítica. Se deben solicitar aclaraciones y despejar dudas; siendo esta tarea fundamental para la progresión de la relación. Es recomendable concluir la sesión de encuentro con un resumen de los puntos salientes y de los items a completar para la próxima reunión. Si bien el/la mentora tiene la obligación primaria de establecer el estilo de la relación, el/la discípulo/a tiene la responsabilidad última de dirigirla y de darle empuje. Debe existir una introspección respecto de las acciones y percepciones, debiendo estar el /la discípulo/a abierto/a a la autocrítica, y eventualmente a correcciones por parte del mentor/a.
Si bien existen distintos tipos de mentorazgo, el Programa apunta a mentores primarios, aquellos que brindan consejo a los médicos residentes respecto del avance en la Residencia y en el desarrollo profesional de manera amplia, inclusiva y global, a diferencia de mentores focalizados en temas clínicos, de investigación o enfocados en proyectos puntuales. Un/a mentor/a sagaz también brinda consejo y percepción en cuestiones individuales y familiares que suelen trascender lo meramente profesional, en particular cuando las cuestiones personales interfieren de manera potencial y negativa en el progreso profesional.
Proceso de asignación del mentor
La propuesta de la Dirección Asociada de Docencia e Investigación consiste en la implementación de un Programa formal de Mentorazgo en el que todo residente que inicie su programa de formación pueda contar con el apoyo de un/a mentor/a. El vínculo deberá ser adecuado y apropiado, de manera tal de permitir ofrecer beneficios mutuos.
La asignación de mentores/as se hará en acuerdo con los distintos responsables de los Departamentos, Divisiones y Servicios del Hospital de Clínicas “José de San Martín”. Una vez conocido el mentor asignado el proceso se inicia con una entrevista entre ambos para un conocimiento interpersonal y así poder dar inicio a compartir los aspectos destacados y salientes de las experiencias y objetivos de ambos participantes de la relación. También elaborarán en conjunto una agenda de entrevistas así como de los intereses y preocupaciones del/ de la discípulo/a: frecuencia, accesibilidad, intensidad, contenido, formato y expectativas mutuas, concluyendo con un plan para la próxima reunión.
El objetivo último es lograr el mayor éxito de los médicos residentes en las actividades de su entrenamiento y carrera profesional y evitar deserciones El /la mentor/a representa la materialización de la figura parental académica y como tal, debe estar interesado/a en promover el crecimiento personal y profesional del médico/a residente, lo que se logra con estímulo y apoyo, feedback positivo y crítica constructiva, de ser necesaria.
La calidad de la relación mutua es parte del éxito del proceso de mentorazgo, debiendo hacerse hincapié en la confianza mutua y en la comunicación efectiva. Si bien una relación de a pares (uno a uno) es la ideal, también pueden lograrse resultados interesantes con el mentorazgo en grupos.
El/la mentor/a dispara motivación (interés), inspiración (energía interna) y resiliencia en el discípulo. Las responsabilidades del mentor son activas (intervención) y pasivas (de comportamiento/ conducta), la relación es bidireccional, basada en el respeto mutuo y la confianza. Consideramos que el proceso debe estructurarse, planificarse y evaluarse.
EL CICLO DE MENTORAZGO
Reconoce, a priori, 4 etapas
- Preparación
- Proceso de selección/ asignación
- Inicio de la relación
- El conocimiento mutuo
- Identificación de las necesidades y objetivos perseguidos por el/la discípulo/a
- Construcción de la relación, estableciendo metas y acuerdos
- Establecer expectativas de cada integrante
- Definir metas individuales y conjuntas, las que deberían ser: específicas, mensurables, pasibles de lograr, relevantes y oportunas
- Desarrollo del discípulo/a
- Las responsabilidades de cada una de las partes
- Haciendo los deberes
- Recibir y brindar feedback
- Los siguientes elementos son muy importantes para lograr el éxito: propósito, comunicación, confianza.
- Evaluación/ monitoreo permanente: utilidad/ beneficios, expectativas, desarrollo del discípulo/a, bienestar y comodidad del mentor/a, otros factores
- Transición/ finalización: conclusión o progresión del vínculo
En resumen,
LA RELACION DE MENTORAZGO
- Respetar los derechos y la dignidad de cada uno de los integrantes
- Actuar honestamente y promover la justicia y equidad de la relación diádica
- Promover el bienestar, el beneficio, la confianza mutua y la lealtad
- Clara definición de los objetivos, planes, expectativas y resultados
- Desarrollar un ámbito productivo
- Promover el pensamiento crítico
- Desarrollar la proactividad para lograr los mejores resultados
- Abordar cada encuentro con entusiasmo y alegría
- Enfocarse en el manejo de las relaciones y los vínculos
- Ofrecer oportunidades y alternativas
- Evitar cualquier tipo de abuso en el vínculo.
- La colaboración franca y abierta es mandatoria para solucionar cualquier dificultad
- Identificar las preocupaciones y ofrecer soluciones
- Ofrecer abordajes innovadores
- A través de la discusión de posibles soluciones, el/la mentor/a pueden brindar consejos y sugerencias y el/la discípulo/a será responsible de la decisión final
- Evaluar los resultados y eventuales necesidades de mejora o cambios
- Disfrutar los logros y los éxitos
- Lograr que la relación de mentorazgo desemboque en una relación de amistad
EL/LA MENTOR/A
- Considerar el bienestar del/de la discípulo/a por encima del propio
- Valorar a cada invidividuo a cargo
- Promover en los discípulos la incorporación de los principios éticos
- Solucionar potenciales conflictos entre ambas partes
- Mantener entrevistas de manera regular y brindar apoyo y consejo
- Ser un buen modelo a seguir
- Demostrar profesionalismo, pensamiento crítico moral y responsabilización social
- Enseñar como crecer como investigadores y académicos
- Enseñar el adecuado manejo del tiempo
- Ser amistoso y positivo
- Permitir la búsqueda de otros mentores
- Afrontar cualquier conflicto potencial lo más tempranamente posible
- No culpar al discípulo/a y tratar de buscar soluciones fáciles y amistosas
EL/LA DISCIPULO/A
- Ser proactivo/a y abierto/a a las sugerencias y consejos ofrecidos
- Establecer expectativas claras y objetivos lógicos
- Mantener límites claros y precisos
- Comportarse de manera profesional y ética, respetando al/a la mentor/a
- Ser responsable de las decisiones finales, debiendo aprender a resolver problemas, cuestiones y desafíos de manera independiiente y progresiva
- Ser honesto/a respecto de los objetivos y de sus preferencias
- Ser realista, positivo/a, enfocado/a y entusiasta
- Respetar el tiempo
- Divertirse y disfrutar el proceso
Referencias:
- Bussey-Jones J, Bernstein L, Higgins S et al. Repaving the road to academic success: the IMeRGE approach to peer mentoring. Acad Med 2006; 81: 674- 679
- Chopra V, Arora VM, Saint S. Will You Be My Mentor? Four Archetypes to Help Mentees Succeed in Academic Medicine. JAMA Internal Medicine. 2018;178(2):175-176. DOI: 10.1001/jamainternmed.2017.6537.
- Lillemoe KD. Surgical Mentorship: A Great Tradition, But Can We Do Better for the Next Generation? Annals of Surgery. 2017;266(3):401-410. DOI: 10.1097/SLA.0000000000002374.
- Scoggins CR, Pollock RE, Pawlik TM (Editors). Surgical mentorship and leadership. Springer Nature. Cham CH, 2018
- Waljee JF, Chopra V, Saint S. Mentoring Millennials. JAMA. 2020;323(17):1716-1717. DOI:10.1001/jama.2020.3085.
- Yorozuya K, Kawase K, Akashi-Tanaka S, Kanbayashi C, Nomura S, Tomizawa Y. Mentorship as Experienced by Women Surgeons in Japan. World J Surg. 2016;40(1):38-44. Disponible en: https://link.springer.com/article/10.1186%2Fs12960-020-00526-3.
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